Que un auto llegue a tus manos lleva detrás de uno de los procesos más complejos de logística que existen en el mercado.
El pan de cada día, desde hace ya varios meses (si no es que más de un año), son los tiempos de entrega de los autos.
No tienen idea de cuántas quejas recibo a diario sobre todas las marcas en este respecto.
Lo que no todos saben son los procesos que hay detrás para que un auto pueda llegar a sus manos sobre todo si es importado; vaya, incluso para que uno de esos pueda llegar a nuestros manos para probarlo.
Vemos un lanzamiento a nivel global y la marca en México ya tiene claro que lo quiere y a partir de ahí viene un largo y complicado proceso para poder introducirlo a nuestro mercado.
Primero se tiene que negociar con la marca volúmenes y equipamientos de acuerdo con nuestro mercado y déjenme decirles que las exigencias globales suben cada vez más la vara sobre equipamientos y precios, volviendo sumamente complejo para los equipos mexicanos ofrecer versiones con el equipamiento justo.
Las marcas globalmente hacen paquetes de equipamiento y si aquí es solo importante tener 6 bolsas de aire, por citar un ejemplo, en otros mercados no lo es; o tener un sistema de asistencia con frenado te obliga a sumar cuatro o cinco asistencias más que, de acuerdo a los estudios de la marca, el cliente no está dispuesto a pagar por ellas.
Por ejemplo, hay marcas a las que les es más sensato vender eléctricos que plug-in hybrids entendiendo que la gente no querría pagar casi lo mismo por un PHEV que por un BEV, por temas simplemente de percepción.
Una vez definido el equipamiento y versiones, entonces comienzan los precios internos y el papeleo para introducirlo a nuestro mercado, los costos de importación y las altas en Hacienda.
Me contaron que llega a haber errores tan sencillos como el cambio de un V en lugar de un B en el alta que le afectan a la marca todo el proceso.
Incluso las partes electrónicas que son fabricadas por otros proveedores para la marca, tienen que traer documentación especial pues éstas puede ser que no hayan sido producidas en la misma planta donde la marca arma el auto o incluso ciudad y las aduanas tienen que entenderlo.
Después hay que tener claro el tema de las partes y refacciones, si son temas electrónicos llevan otro proceso e impuestos.
Hay que dar de alta también los temas de emisiones, mecánicas y, mismo caso, un error de los que capturen la data, genera retrasos para, por ejemplo, verificar el auto.
Aquí más o menos ya se llevan unos siete meses de papelo y correcciones y, al mismo tiempo en pasos finales del proceso, se tienen que embarcar los autos si es que vienen de otro continente y buscar espacios entre la gigantesca demanda de envíos que ha encarecido más del 100% los precios de los contenedores.
El siguiente paso es comprobar que todos los papeles están correctos para poder ingresarlo al país y ahora buscar cómo poder transportarlos a sus destinos finales ante una enorme escasez de madrinas o trenes.
Todo esto es nuevo, no era una situación normal en el pasado, pero la pandemia y la falta de producción a traído consigo una enorme cantidad de retos para todos.
Así es que queridos lectores, la próxima vez recuerden el proceso y siéntanse privilegiados si los tiempos de espera son de pocos meses y roguemos porque los datos que capturen nuestras instituciones gubernamentales no tengan errores que le sumen algunas semanas; eso y que las marcas tengan planes anticipados para poder trabajar con todas estas agravantes.
En bitcar.mx trabajan arduamente para tener una buena base de modelos listos para entrega de acuerdo a la demanda, con la ventaja de poder cotizar gratis, sin registros y sin descapitalizarte con enganches.