¿Cambio de estrategia?

Por BitCar

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La muerte del motor de combustión está en la agenda de la industria hasta el 2035, pero todo indica que será imposible conseguirlo.

Si bien en los últimos años prácticamente todas las marcas han puesto fecha el cese de la producción de sus motores de combustión, la realidad podría suponer un destino algo diferente.

La semana pasada, países como Alemania e Italia levantaron la voz ante la propuesta de la Unión Europa de cesar la producción y venta de motores de combustión en los 25 países que la conforman para el 2035.

En el 2021 la Comisión Europa fijo ese año como el fin de la venta de los motores de combustión y solo dar paso a tecnologías eléctricas o que empleen el hidrógeno.

La votación definitiva se aplazó la semana pasada pues tanto Alemania como Italia levantaron la mano pidiendo a la Comisión Europea que se buscaran soluciones adicionales y no solo aquellas que tienen cero emisiones de CO2.

Y es que hay muchos temas pendientes a resolver y todos se relacionan entre sí: si no resuelve uno el otro no puede continuar y en ocasiones hasta se contraponen.

Por principio de cuentas los compradores aún no están 100% convencidos de la compra de un EV por el sobreprecio, también porque las autonomías siguen en algunos casos quedando debajo comparadas con los autos de combustión, no olvidemos, además, los tiempos de recarga de los eléctricos y que no hay una red de recarga similar a la que tienen los autos de combustión.

La línea de tiempo supone que en la siguiente década la tecnología avance con una rapidez inimaginada y eso nos haría depender menos de los motores de combustión, pero eso sucederá en los países de primer mundo. Entonces, ¿qué decisiones tendrán que tomar las marcas para la producción de sus autos en el futuro? ¿Solo venderán en países desarrollados?

¿Cómo definirán sus próximos pasos en desarrollo? Los autos eléctricos, para democratizarlos, necesitan producirse en masa lo que mejoraría las economías de escala y reduciría costos, pero para producirlos en masa se necesita demanda y para que la demanda aumente volvemos a lo mismo: autonomías, precios, red de recarga, problemas que no tienen los motores de combustión.

Además, en la ecuación, entra el cómo se genera la energía. En la mayoría del planeta con el uso de combustóleo y hay estudios que demuestran, además, que no existe la capacidad productiva de electricidad para recargar a todos los autos si hoy fueran eléctricos.

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Como verás estamos en una encrucijada, por eso es que Alemania defiende que se le dé una vuelta a la legislación, no para evitar la fabricación de autos eléctricos, sino considerar varias alternativas para reducir las emisiones de CO2.

Una de ellas la está ejecutando Porsche, que ha investigado mucho en el desarrollo de e-fuels, combustibles sintéticos fabricados a partir de agua y dióxido de carbono y usando como energía la eólica permiten un funcionamiento neutral en emisiones de C02, vaya, no generan más CO2 del que ya se encuentra en el ambiente.

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Está trabajando en un proyecto piloto que le permitiría producir en un par de años más alrededor de 550 millones de litros de e-fuels.

De hecho, Alemania acaba de dar el ok a Porsche para comercializar este tipo de combustibles en el país.

Así es que lo que se viene serán múltiples debates para determinar los pasos que deberán dar gobiernos y marcas en el camino de la reducción de emisiones de CO2 y eso incluye, claramente, todos los procesos productivos de los autos, una agenda también clara de los pasos a seguir.

@hector_ocampo

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