Ahora las cosas se empiezan a poner innecesariamente complicadas entre china y el resto del mundo.
Estados Unidos y Europa han puesto aranceles a los autos chinos y Canadá de plano amenaza con permitir siquiera la entrada.
China responde tasando las exportaciones de carne cerdo de Europa a su territorio y todo continuará en un “toma y daca”.
Si bien es cierto que los productos que vienen de China cuentan con un apoyo importante gubernamental (la gran mayoría), los propios fabricantes comienzan a pedir que no se agreguen mayores cargas impositivas, pues esto, finalmente, sí afecta la industria.
Carlos Tavares, director ejecutivo de grupo Stellantis, asegura que los aranceles simplemente provocan, por así decirlo, una zona de confort en los fabricantes.
Habla de ser “ofensivos y no defensivos” y es que el mundo de los autos está cambiando (si no es que ya cambió), con la pareciera interminable capacidad que tienen los chinos de fabricar mucho, bueno y barato.
Y es que Tavares reconoce que hoy en día estamos en un mercado global y que se requiere una rapidísima adaptación y anticipación de lo que la movilidad requerirá en las próximas décadas.
Los aranceles, al final, afectan la economía puesto que vienen reaccione, como la mencionada a la carne de cerdo, por citar alguna, que terminan afectando todo el ecosistema.
Lo cierto es que, a pesar de los impuestos, la oleada de modelos eléctricos chinos parece no tener manera de detenerse, incluso con más impuestos.
Para mí la mejor manera de acceder a un eléctrico chino es vía leasing, porque si no estás tan convencido de la marca y la tecnología, pero te mueres por probarla, un leasing te permite devolver el auto en un par de años.
¿Te animarías por un auto así?